La Viuda Blanca.
Después de la negativa entrada del Julián de Tolosa, saco el arsenal de elogios para hablaros de este templo de la comida. Todo sea dicho, salió bastante caro (60 Euros por persona), pero también porque se nos fue bastante al pedir, con un foie de pato de entrante que invitó la casa que era un plato entero, y pedimos 2 entrantes, 2 segundos y un postre, con vino y martini de apertitivo, y cafes y pacharán.
La historia es que mi amiga conoce al cocinero, un fuera de serie, vaya mano en los fogones. Abandona en breve el restaurante, así que daros prisa, que nunca se sabe si cambiarán la carta con nuevo jefe de cocina.
El sitio es muy moderno, rollo industrial, muy berlinés. El comedor tiene un tejado de cristal, es un patio interior de unas viviendas, y no se puede fumar(puhhhhhhhhhh).

En la barra ponen cocktails, pero la lista es bastante reducida y simple, y el pacharán por cierto no es muy bueno.
El rollo de foie de pato con confit de pedro ximenez, fue un souvenir del cocinero, a ver si vais a ir y pensáis que os pone él el rollito para abrir apetito. Para calentar la maquinaria estomacal, sirven un paté de queso azul con una especie de membrillo, muy rico. El foie también estaba bueno, con su decoración de tomates cherrie, canónigos y la rica salsa.
De primero pedimos, el arroz meloso de boletus edulis de la Sierra de Guadarrama con langostinos tigre y aceite de ajo y perejil, con un excelente sabor pero poca sal.
Y unos salteado de gambas y shurimi a la crema con tomatitos cherry y corazon de escarola sobre fondo de fetuccini al huevo, que fue para mí lo mejor de todo, con un sabor muy logrado a pescado y con las bombas de jugosidad que suponen los tomates.
Los segundos fueron el magret de pato canard con salsa de frambuesa naturales y manzanas caramelizadas en brick crujientes, cortado en lonchas finas, parecía bacon, y con una salsa de frambuesa que parecía una reducción de vino. Estaba de infarto, pero el principal fallo fue que llevaba demasiada salsa, por lo que mataba mucho el sabor.
Y el fin de lo salado fue una pechuga de poularda rellena de queso emmenthaler y lacón, con puré de patatas nuevas y aceite de frutos secos, que se ganó el segundo puesto en el ranking.

De postre un tiramisú con boletus y gelatina de café, para los amantes del café porque tenía una esencia generalizada en casi todos los elementos del plato, hasta en el caramelo.

El servicio es muy bueno, gente joven, moderna y muy profesional. Estuvimos muy a gusto cenando, en un ambiente distendido. Para mí una pequeña joya, escondida en los aledaños del Palacio Real.

Datos orientativos:

http://www.laviudablanca.com/

Dirección: Calle Campomanes, 6. Madrid. Zona Centro.
Metro(s): Ópera, Santo Domingo
Teléfono: 91 548 75 29