Entre Suspiro y Suspiro,
por habladurías y recomendaciones insistentes nos adentramos en este recóndito mejicano. Presume de tener la colección mas amplia de Tequilas en Europa, y puede ser porque tiene bastantes. Me comentaron que invita a cenar a alguien que le traiga una botella de tequila que el no tenga, pero no creo que sea una propuesta fija, sino un momentáneo alarde de generosidad anfitriona.
El local lo lleva una familia mejicana y participan todos los miembros. Es acogedor y muy bien decorado, con cierta intimidad y romanticismo. La música mejicana autentica y preciosa, que motiva para una borrachera entre colegas, una declaración o exaltación de amor, o para lanzarse a cantar unas estrofas. En la pared encontramos cuadros variados y algunos pintados por miembros de la familia.
Al entrar nos reciben en la barra. El hijo del dueño no es digno de ser anfitrión, mala espina da y no cuaja, pero puede ser una mala percepción nuestra. Para abrir el apetito tomamos unos tequilas: normal y de tamarindo. De gran magnitud pero con el gran fallo de los hielos, ni pequeños frappe ni grandes, por lo que si le das 3 sorbos ya tienes que filtrar el alcohol entre los minihielos. Buenos Margaritas en la Taqueria del Alamillo.
Para comenzar la bacanal optamos por un Guacamole: bueno pero tampoco excelente. Y unas Quesadillas de Cuitlacoche, exquisitas aunque escasas, con unas cebollas rojas maceradas en lima.
Segundo: Taquitos de Atún, con chutney. Muy bueno el atún, con una vuelta corta por la sartén y rebozado en sésamo, con un chutney afrutado.
Cordero deshuesado con salsa de con gengibre y cilantro. Es-pect-acu-lar. Sabor potente, carne casi deshilachada. El fallo fueron los frigoles que tenían un sabor poco natural.
En resumen una comida mejicana mas moderna pero con sus anclajes en lo tradicional. Muy buen resultado pero el servicio no es muy acogedor. Que tomen nota de los camareros de la Taqueria del Alamillo, todos auténticos mejicanos, majisimos y sabedores.
Feo detalle en la invitación del tequila final. Optamos por unos tequilas de añejos muy buenos de precios bastante elevados, 8 y 9 €, y con una cuenta considerable. Al querer invitarnos nos trajo uno de los tequilas que estábamos bebiendo y comentamos que si nos podía poner un chupito del otro tequila para no mezclar. Respuesta: no, es el que ponemos como chupito. Reflexión: con esos precios, y por 1€ de diferencia entre un chupito y otro, vaya cutrez. Al final lo pusieron, pero ahí se nota que falta soltura y rodaje al servicio y al servicio del local.
Datos ubicativos:
C/ Caños Del Peral 3
28013 Madrid
Tel. 915 420 644
Resumo, comida muy lograda y apetitosa, pero con el servicio no acabamos sintiéndonos a gusto.
Saludos al rey,
M.L.
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