Este local fue fundado por Adolfo Marsillach hace ya unos 40 años, pero aún no se llamaba como hoy. Fue y es un lugar de encuentro de artistas, cantantes y bohemios. La cocina es de estilo mediterraneo donde podems encontrar, sobre todo, el toque francés y español, pero también hay influencias árabes e italianas.
El local es muy bonito y acogedor, ámplio y luminoso. Los domingos sirven brunch y es de los locales ideales para un brunch, con el periódico del día y una buena compañía.
El servicio es joven y atento. Fijaros en el inmenso espejo que hay colgado en la pared, me encantó la amplitud que da.
En nuestra visita optamos por e menú del día, que cada día gusta mas. Los 2 primeros fueron una terrina de cerdo, con sus pepinillos incrustados y sus ciruelas, unos pepinillos y un poco de mostaza; y una ensalada bastante ámplia con un poco de todo.


De segundo unos macarrones con salsa de queso y fungui; y atún a la plancha acompañado con un ratatouille(menestra de verduras francesa). El atún estaba ya casi demasiado hecho, un delito con un producto tan bueno, pero estaba todo muy bueno. Los macarrones estaban aceptables. La terrina casera me gusto bastante, también porque me encantan las combinaciones de paté, con pepino y mostaza. Y finalmente la ensalada estaba rica, saliendose un poco de la típica ensalada mixta de toda la vida.


Un buen sitio para ir a comer. Buen día para ir, seria un Domingo temprano para
brunchear con tranquilidad y disfutar del ambiente.
Pasarlo bien,
El Deshollinator
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